Crítica de cine: Green Zone

Thriller político bajo fuego amigo-enemigo

Juan Carlos Suárez Revollar

Paul Greengrass (Inglaterra, 1955) inició su carrera como documentalista para la televisión, hasta que dirigió Resurrección (1989), y años después, La teoría del vuelo (1998), que le permitieron asumir un proyecto más ambicioso (y que es, hasta ahora, lo mejor de toda su filmografía): Domingo sangriento (2002), un filme político que aborda, en clave de ficción, pero con códigos propios del documental, la masacre ocurrida en Irlanda en 1972 por parte de las fuerzas inglesas contra los civiles que marchaban contra la represión y en pro de sus derechos ciudadanos. De 2004 y 2007 son las dos partes de La supremacía de Bourne, y de 2006 un atractivo filme: Vuelo 93, sobre lo que habría ocurrido al interior del avión que no llegó a estrellarse contra su objetivo durante los atentados del 11 de setiembre.

Green Zone, por su parte, coge muchos elementos de Domingo sangriento (particularmente, la estética: cámara al hombro, con imágenes móviles muy realistas), y de Vuelo 93 toma la temática de fondo: es decir, la colisión de civilizaciones, pero esta vez durante la invasión punitiva de Estados Unidos a los países de medio oriente tras los atentados, en este caso a Irak para capturar las armas de destrucción masiva que fueron el pretexto para la intervención militar. Lo que vemos desde entonces (un mes después del inicio de las operaciones) son los esfuerzos de las dos facciones estadounidenses: para sacar la verdad a la luz, por un lado, y para evitarlo por el otro.

El centro de este conflicto es el oficial Roy Millar (Matt Damon), quien empieza a tener sus dudas por la causa real de la intervención, e inicia por su propio lado la búsqueda de la verdad. Y debe evadir a Clark Poundstone (Greg Kinnear), el agente de la Casa Blanca cuyo poder parece superar todo ámbito. Ese duelo —en que además participan otros personajes como el agente de la CIA Martin Brown (Brendan Gleeson), el poco menos que inevitable teniente Briggs (Jason Isaacs), o la periodista Lawrie Dayne (Amy Ryan)— convierte al filme en un thriller político y, casi, de espionaje.

Las escenas que se suceden en Green Zone tienen tanto dinamismo como lúdico es el ritmo de la narración. El uso de la estética documentalista contribuye a dar mayor veracidad al filme, cuyo trasfondo es eminentemente de balance de la guerra en Irak: un balance negativo para Estados Unidos, por cierto. Greengrass, nuevamente, habla fuerte a través de su cine.

LA CIUDAD DE LAS TORMENTAS
Director: Paul Greengrass
Título original: Green Zone
Idioma: inglés con subtítulos en español
Duración: 115 minutos
País y año: Estados Unidos, 2010

Publicado en el diario Correo de Huancayo el 11 de setiembre de 2010.

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