Opinión: Todos corruptos

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

La primera elección libre en el Perú después de más de una década, en 2001, significaba la renovación de la clase política. Por desgracia, y como lo muestran los escándalos de corrupción que involucran a todos los presidentes que gobernaron desde esa fecha, ha sido más de lo mismo.

Sobornos como el de la constructora Odebrecht han ocurrido en el pasado con una frecuencia que resulta desesperanzadora (véase para empezar, Historia de la corrupción en el Perú, de Alfonso W. Quiroz). Lo que diferencia a este hecho es la magnitud del escándalo y, claro, el nivel de poder de los agentes involucrados: desde presidentes y ministros hasta candidatos y banqueros.

Para que ese soborno pueda ocurrir se necesita la complicidad de funcionarios y autoridades. Es decir, se trata de una práctica sistemática y, horror, institucionalizada.

Llama la atención que la cultura del soborno a cambio de una buena pro —de la que Odebrecht, aunque a gran escala, también es parte— se encuentra con facilidad en casi cualquier nivel del Estado. He escuchado quejarse a contratistas y proveedores de gobiernos locales o entidades públicas de la necesidad de pagar bajo la mesa para ganar una licitación. De no hacerlo —repiten con impotencia y una pizca de cinismo— se contrataría a otro empresario menos escrupuloso con esta práctica. Pero hay más: para que ese soborno pueda ocurrir se necesita la complicidad de funcionarios y autoridades. Es decir, se trata de una práctica sistemática y, horror, institucionalizada.

¿Hay solución? No en el corto plazo. Pero empezaríamos con buen pie si como ciudadanos exigimos las sanciones que dicta la ley y, aunque no sea fácil, que votemos con más responsabilidad.

Publicado en la columna La libertad y el tiempo, en el diario Correo, el 4 de marzo de 2018.

Crítica de literatura: Stieg Larsson, «Millenium»

El reino de los malditos

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

Una mirada rápida a las tres partes de la trilogía Millennium parecería mostrar que los personajes son, en todos sus niveles, infames gentes de alma retorcida, con desórdenes sicológicos, intolerancia, corrupción o simplemente avaricia, a las que Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist se empeñan en combatir. Cualquiera de las tres puede leerse de manera independiente, aunque hacerlo secuencialmente configura un todo de amplia solidez. Fueron publicadas poco después de la repentina muerte de su autor, el periodista y escritor sueco Stieg Larsson, con los distintivos títulos de Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Lisbeth Salander es una heroína inconfundible: con una extraña moralidad y de temperamento indoblegable, es poco comunicativa, bajita y muy delgada, llena de tatuajes y piercings y con el cabello cortado a cepillo. Viste vaqueros negros y chaquetillas de cuero con broches de acero, a la usanza de los punkis. Gracias a su increíble habilidad para reunir información y a sus conocimientos informáticos, es capaz de acceder a cualquier computadora y, por ende, a los secretos de sus propietarios (sean estos sus rivales o aliados). Esa característica le permite un nivel de omnisciencia que no alcanza ningún otro personaje en toda la trilogía. Su partner —y a su modo, su contraparte— es el periodista Mikael Blomkvist, diestro investigador y cabeza de la revista Millennium, un medio independiente y muy comprometido a la hora de denunciar a corruptos, sinvergüenzas y rufianes. Es únicamente con la combinación de esfuerzos que ambos son capaces de hacer frente y vencer a aquellos despreciables empresarios, miembros del gobierno y hasta delincuentes cuyas actividades tienen un rasgo común: violan los derechos de los otros y, en la mayoría de los casos, son misóginos, racistas o sicópatas con poder. Pero Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist no están solos. Junto a ellos hay un puñado de personajes que se juegan el futuro profesional, y aun la vida, para defender a una desconocida, por ejemplo, de la injusticia de la que ha sido víctima a lo largo de su vida, primero por un intocable padre lunático y misógino, y después por unas autoridades corrompidas hasta niveles extremos. Ese es el «bien» y el «mal» que se ha retratado tan puntillosamente en la novela: el primero vulnerable, altruista y desinteresado, cuya única arma es el buen periodismo; y el segundo dotado del poder político más infecto, de manipulación, ocultación e incluso de control de la vida y la muerte.

Un tema central de la novela es la misoginia, extendida como una epidemia en todos los estratos sociales —sobre la que Lisbeth Salander es particularmente sensible—; pero también las feroces relaciones familiares y en particular las que van en la senda padre-hijo. Hay muchos personajes memorables, como Zala, en la segunda parte, a quien es imposible no relacionar con Kurtz, de El corazón de las tinieblas, así como el dueto Salander-Blomkvist.

Los hombres que no amaban a las mujeres es una historia en la misma línea que las de Agatha Christie. Se enmarca en el viejo subgénero policial del «recinto cerrado», pero en vez de una habitación o una casa, los hechos a investigar han ocurrido casi cuarenta años atrás en una isla. Si bien Millennium arranca como un policial convencional —al menos lo es en su armazón más superficial—, en la segunda y tercera parte de la trilogía se termina convirtiendo en un híbrido de novela de espionaje y thriller político, donde los personajes luchan contra un complot de magnitudes internacionales, y ocurren hechos de tal inverosimilitud que, a no ser por la extraordinaria pericia del autor, se estropearía la historia completa. Precisamente, la trama se ha construido siguiendo cánones formales propios de la novela de aventuras, con acción creciente, acentuada por la alternancia de hechos simultáneos —y a su vez, de puntos de vista— en los bloques aislados que son la base de su estructura; aunque, claro, Larsson incorporó también elementos de casi todos los subgéneros policiales.

La organización formal es sencilla, y a grandes rasgos, incluso lineal, salvo en los pequeños retrocesos al pasado para explicar algo más sobre un hecho o un personaje, lo cual dota de profundidad a cada arista de la historia. Las técnicas narrativas presentes son de lo más diversas, y abarcan desde aquellas más comunes, como el dato oculto (podría decirse que la trilogía completa está construida con base en el ocultamiento temporal de información al lector), hasta las cinematográficas: el ojo móvil, el travelling o la cámara lenta. Por eso secuencias enteras tienen un aparente caos en el punto de vista, que salta de un personaje a otro. Lo que no hace ininteligible a la novela es que Larsson jamás pierde el hilo conductor de la historia.

Muchas veces el éxito de difusión de una novela obedece a factores tan azarosos que difícilmente tienen que ver con su calidad. Pero en el caso de Millennium es perfectamente justo, como ocurriera en su tiempo con otras grandes novelas de Víctor Hugo, Tolstoi o Balzac.

Publicado en Suplemento Cultural Solo 4, del diario Correo, el 17 de marzo de 2012.

Crítica de literatura: Charles Dickens

Dickens, 200 años

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

«He nacido» es la frase inicial de David Copperfield, una de las novelas más bellas de Charles Dickens. Del nacimiento de este imprescindible escritor inglés (el 7 de febrero de 1812) se celebra en todo el mundo los dos siglos.
Charles Dickens (Inglaterra, 7 de febrero de 1812 – 9 de junio de 1870).

Leer a Charles Dickens es conocer a miles de personajes —y a veces, reconocerse en ellos— cuyo retrato linda entre la caricatura, por su carácter chispeante, y la profundidad extravagante de sus conflictos internos. Aun los malvados tienen asomos de bondad, porque en ellos no hay más que meras parodias del mal. No es difícil sentir simpatía por los antihéroes y villanos que pueblan sus novelas: Fagin, por ejemplo, el explotador de Oliver Twist; el despiadado Thomas Gradgrind, de Tiempos difíciles, cambiado por la adversidad; o el amargado Ebenezer Scrooge, de Cuento de Navidad, quien a lo largo de la historia, y tras algunas patéticas situaciones, sufre una transformación total.

Desde la publicación seriada de Los papeles póstumos del Club Pickwick, a partir de 1836, el éxito de sus novelas fue en aumento. Las aventuras del gordinflón, barrigudo y miope Samuel Pickwick y su pícaro sirviente, Sam Weller, son acaso el mejor homenaje al Quijote y Sancho. En esa senda, Historia de dos ciudades se constituye en una de sus novelas más ambiciosas. Es inolvidable la concatenación de aventuras, de caos y de horror que la forman, pero también de sentimientos tan humanos como la compasión o el amor.

Dickens era capaz de retratar la miseria, la carencia y el mundo delincuencial, pero redirigiendo la atención hacia una historia siempre conmovedora con una carga altísima de emotividad. Pocos escritores podían llegar al lector como él. Puede que su secreto sea haber puesto la anécdota al servicio de este (como la publicación era seriada, solía adecuar la trama a las reacciones del público). Por eso en muchas de sus novelas son notorios los cambios repentinos en las circunstancias y el accionar de los personajes, y abundan las coincidencias inverosímiles que hacen posibles los finales felices, los castigos a los malvados o las recompensas a los sufridos y bondadosos. La Providencia era el propio Dickens, en la forma del criminal agradecido que juguetea con el destino de Pip, en Grandes esperanzas; o el fortuito encuentro de Oliver Twist con su pasado, y el trastoque que ello significa con su presente, en que triunfa el bien que él representa.

A diferencia de Honoré de Balzac, el otro gran novelista de la misma época, quien se centraba en personajes que terminaban siempre derrotados en sus intentos de ascender o de mantenerse en el gran mundo, los de Dickens vivían en la miseria y, por ello, tenían una motivación mucho más modesta. Mientras el primero reproducía tipos y los adaptaba a la realidad que él conocía, el segundo los disfrazaba hasta atenuar sus horrendos defectos, acentuando otros y haciendo de ellos tipos reconocibles, un tanto risibles, pero carentes de maldad.

Los personajes niños de Dickens tienen un constante halo de pureza —Nell de Almacén de antigüedades, y su equivalente, la protagonista de La pequeña Dorrit, o también Oliver Twist y David Copperfield—, pero también de desamparo y fragilidad. El contraste con algunos de los otros que los rodean (rufianes, sinvergüenzas, malvados) resalta esa imagen de inocencia.

De Dickens ha escrito Jorge Luis Borges que era «un hombre de genio», y que en su obra «no solo cultivó lo sentimental, sino lo humorístico, lo grotesco, lo sobrenatural y lo trágico»; y, por ello y más, «legó al mundo una galería de personajes que, sin dejar de ser un tanto caricaturales, son imperecederos también».

Dickens construyó una imagen completamente diferente de la Inglaterra victoriana. Pese al carácter sórdido de las situaciones que retrataba, predominaba una visión romántica del mundo. Muchos de los mejores momentos de toda la literatura se los debemos a él. Van doscientos años, y su vigencia continúa, perdurable y ya definitiva.

Publicado en Suplemento Cultural Solo 4 del diario Correo el 11 de febrero de 2012.

Memoria 2017: recuento literario

Por: Gabriel Ruiz Ortega

Cautivos de mar y tierra de Juan Carlos Suárez Revollar«Juan Carlos Suárez Revollar nos entregó una inquietante y divertida novela: Cautivos de mar y tierra. Consignemos que estamos ante una primera novela marcada por la madurez. El autor ha sabido calibrar el paso del tiempo y no ha sido presa del apuro por publicar. Suárez cumple con la máxima de la ficción: perfilar personajes. Nuestro autor nos presenta a Franz Von Carnap y Matías Serna, dos jóvenes que huyen de enemigos comunes por el Congo Belga ad portas de la Primera Guerra Mundial. En la interacción de estos dos personajes Suárez se posiciona como un autor de oficio, pero también nos hace levantar las cejas ante forzadas metáforas, obedientes a la denuncia sobre la colonización. Más allá de este reparo, no me hago problemas: Suárez es el autor revelación del 2017».

* Fragmento. Para leer el artículo completo da clic en el siguiente enlace.

Memoria 2017: recuento literario

Publicado en el blog Lee por gusto el 1 de febrero de 2018.

Obra fotográfica: Puestas de sol en la sierra peruana

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

Es el azul del cielo lo característico en la sierra peruana. Pero también la acumulación de nubes de distintas clases —las hay desde cúmulo nimbus hasta las cirrus habituales— con tanta consistencia que parecen fáciles de palpar. Por esa razón una puesta de sol tomada en esta área geográfica tiene esa magia especial. Las siguientes fotografías fueron tomadas dentro y en los alrededores de la ciudad de Huancayo (Junín, Perú) a lo largo de 2017.

Crece, maíz, bajo el cielo de colores

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Tokina 11-16
f/5
1/15 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom
Fotografía tomada el 25 de noviembre de 2017

Final del día en casa de los muertos

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Sigma 17-50
f/8
1/160 s
ISO 400
Sin filtro
Revelado con Adobe Lightroom
Fotografía tomada el 20 de noviembre de 2017

El sol también abandona una pequeña ciudad

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Nikkor 50mm
f/4
1/200 s
ISO 100
Sin filtro
Revelado con Adobe Lightroom
Fotografía tomada el 23 de diciembre de 2017

Una lluvia que viene

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Tokina 11-16
f/8
1/10 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom
Fotografía tomada el 18 de noviembre de 2017

Un lugar cerca del sol

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Tokina 11-16
f/10
0.8 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom
Fotografía tomada el 15 de noviembre de 2017

Un sol que asoma a lo lejos

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Nikkor 70-200
f/10
1/3 s
ISO 100
Sin filtro
Revelado con Adobe Lightroom
Fotografía tomada el 15 de noviembre de 2017

 

Fotografías tomadas por Juan Carlos Suárez Revollar en 2017.
© Todos los derechos reservados.
Para adquirir una licencia de uso de estas imágenes puede escribirnos a suarezrevollar@gmail.com

 

Obra fotográfica: Humedal de Santiago León de Chongos

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

A apenas treinta minutos de Huancayo (Junín, Perú) se ubica el distrito de Santiago León de Chongos —o Chongos Bajo—, lugar donde podemos encontrar varios humedales todavía ilesos ante la actividad humana.

En épocas de migración albergan a miles de ejemplares de varias especies de aves. Esta tarde coincidimos con la llegada de algunas de ellas, mientras dan grandes giros en busca de un espacio donde anidar.

Migrantes

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Nikkor 70-200
f/4
1/500 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom

Humedal

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Tokina 11-16
f/2.8
1/3 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom

El Huaytapallana mira Huancayo

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Nikkor 70-200
f/4.8
1/800 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom

Sapo entre aves

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Nikkor 50mm
f/4
1/500 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom

 

Fotografías tomadas por Juan Carlos Suárez Revollar el 22 de agosto de 2017.
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Obra fotográfica: El camino a Salcahuasi

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

Para llegar al distrito de Salcahuasi, ubicado en Tayacaja (Huancavelica, Perú), se debe partir de Huancayo (Junín, Perú) y recorrer unos 85 km al nororiente. Toda esta zona pertenece al Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM).

Cabe señalar que el camino es bastante accidentado. Pero lo compensan las buenas vistas, la variedad de pisos ecológicos, así como una flora y fauna diversa y exhuberante.

Laguna de agua oscura

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Sigma 17-50
f/14
1/30 s
ISO 100
Revelado con Adobe Lightroom

Ciertos seres muy cerca del cielo

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Sigma 17-50
f/5.6
1/320 s
ISO 100
Revelado con Adobe Lightroom

La niebla, la soledad, la muerte

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Sigma 17-50
f/5.6
1/2500 s
ISO 100
Revelado con Adobe Lightroom

Un sapo se abre camino entre la niebla

Datos EXIF
Cámara: Nikon D3000
Lente: Nikkor 35mm
f/2.2
1/220 s
ISO 100
Revelado con Adobe Lightroom

Fotografías tomadas por Juan Carlos Suárez Revollar el 27 y 28 de mayo de 2017.
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Obra fotográfica: Bosque de piedras de Viuda Lumi

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

El bosque de piedras de Viuda Lumi se ubica en el distrito de Pucará, a unos 25 km de la ciudad de Huancayo (Junín, Perú), y a pocos kilómetros de la frontera con el distrito de Pazos (Huancavelica, Perú). Se encuentra a 4200 m s.n.m.

Este atractivo pertenece, además, a la localidad de Marcavalle, muy cerca de donde ocurrió el célebre Combate de Marcavalle y Pucará entre tropas peruanas y chilenas, durante la Guerra del Pacífico de 1879-1883.

Bosque de piedras de Viuda Lumi (1)

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Tokina 11-16
f/7.1
1/500 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom

Bosque de piedras de Viuda Lumi (2)

Datos EXIF
Cámara: Nikon D500
Lente: Tokina 11-16
f/7.1
1/1600 s
ISO 100
Filtro polarizador
Revelado con Adobe Lightroom

Fotografías tomadas por Juan Carlos Suárez Revollar el 27 de octubre de 2017.
© Todos los derechos reservados.
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Entrevista a Juan Carlos Suárez Revollar: «Las lecturas se están haciendo más ligeras»

Una entrevista de Daniel Mitma

Luego de leer El Quijote, Juan Carlos Suárez Revollar supo que la literatura era lo suyo. Lector voraz, crítico agudo y editor perfeccionista, decidió aventurarse lanzando su propia editorial. Hoy es uno de los principales sellos en la región (Acerva Ediciones) y alista nuevas entregas. Sobre ese mundillo literario y editorial del valle del Mantaro conversamos con él.

Publicado en diario Correo, el 10 de setiembre de 2015.

Entrevista a Juan Carlos Suárez Revollar: «Hemos llegado a un equilibrio entre el Estado y la piratería»

Una entrevista de Luis Puente de la Vega

Conversamos con Juan Carlos Suárez, crítico literario, escritor y director desde hace siete años de Acerva Ediciones, quien nos habla sobre el mundo editorial, la literatura y las políticas de lectura en Junín y el Perú.
Juan Carlos Suárez Revollar en su biblioteca personal.

¿El 2016 fue un buen año para el mercado editorial de nuestra región?
Si bien Junín no tiene índices de lectoría tan altos como otras regiones, veo con buenos ojos que se está avanzando en ese aspecto. No tenemos ya solo una, sino dos ferias del libro, institucionalizadas y con largas perspectivas de futuro. En ese crecimiento de la lectoría hay un mayor consumo de autores locales, varios de ellos con una obra igual de relevante que los mejores escritores del país. Además hay iniciativas privadas y desde el Estado para promover la comprensión lectora y la lectura en general. Los resultados se verán en el largo plazo, y serán positivos.

Es evidente que el mercado editorial, con el plan lector, se ha visto favorecido en los últimos años. ¿Ese beneficio también abarca a la comprensión lectora del alumno?
Ahí terminamos dependiendo de la pericia del docente. Los hay buenos y muy comprometidos con su labor, capaces de sacar partido incluso de libros no tan buenos. Pero qué hacemos con aquellos cuyas miles de ocupaciones no les permiten estudiar a fondo el libro que se está leyendo. Recordemos que los docentes están entre los profesionales con mayor carga laboral y emocional. Por eso es importante que el libro se defienda solo, que sea atractivo, interesante y, lo más importante, que contenga esos conflictos humanos propios de la gran literatura.

¿El plan lector está siendo bien aplicado en nuestra región?
He visto el trabajo de docentes que han conseguido no solo un nivel altísimo de comprensión, sino además el involucramiento de sus estudiantes en la trama y hasta ese estado con el que sueña todo autor: cambiar la vida del lector a través de una novela. Quizá se podría tomar esas experiencias como referente para planes piloto. A nivel de la región percibo una voluntad de hacer bien las cosas, aunque en la política nacional tenemos la tendencia a reducir las horas de literatura por otras materias. ¿Menos ficción e imaginación por más lógica y especialización? ¿Eso no nos deshumaniza un poco?

¿La selección de escritores que hace la Dirección Regional de Educación es atinada?
La esencia del plan lector se supone una elección democrática de cualquier lectura entre alumnos y docentes. En cuanto a acertar, es subjetivo. Una persona puede tener en gran estima un libro que, simplemente, marcó su vida, y lo defenderá porque a su entender es genial. Pero luego resulta ser un best seller de autoayuda al que los críticos consideran mugre editorial. ¿A quién le creemos, al crítico o a ese lector? Lo que la DREJ hace es sugerir algunos títulos para un concurso de comprensión lectora. Varias novelas de Acerva fueron seleccionadas en ese grupo y han arrojado buenos resultados. Eso se explica porque son libros muy empáticos con el lector joven.

¿Alguna vez te han pedido «comisiones» para conseguir la lectoría de tus libros en alguna institución educativa?
A menudo lo que condiciona la lectura de los libros no es su calidad sino las comisiones e incentivos. La prueba son los escándalos de corrupción que han involucrado a algunas editoriales grandes. Pero pese a las sanciones, siguen funcionando y no les va mal. Tampoco se percibe una política del Estado para contrarrestarlo. Lo bueno es que en el sector educación hay mucha gente honesta con la que sí se puede trabajar sin caer en prácticas que, aunque te harían crecer como empresa, te degradarían como persona.

¿Y qué nos dices de la piratería?
La piratería es oportunista y pelea con ventaja. Ellos eligen qué imprimir de acuerdo a la demanda, y cuentan con la logística y canales de distribución más eficientes del rubro editorial. Los libros de Acerva pirateados tenían altos niveles de lectoría. Y en cuanto apareció la versión pirata, las ventas cayeron en 90 %. No importa lo barato que se venda un libro, ellos pueden ofrecerlo por muchísimo menos. He visto versiones de nuestros libros que no les habrían reportado ni diez o quince céntimos de rentabilidad por ejemplar. Entonces ahí ya no se percibe solo un ánimo de lucrar, sino de demolerte por haber osado enfrentarlo con una edición original y bonita de cinco soles.

Si bajar el precio de un libro hasta ese nivel no es la solución, ¿cuál sería entonces?
Nuevamente, esa es una función del Estado. A su modo, la piratería suple también el rol del Estado de dar acceso a los libros. Si no hay una política de mantener bibliotecas públicas, ¿cómo hará alguien para estudiar con un libro que cuesta setecientos o mil soles? Hemos llegado a un punto de equilibrio entre Estado e informalidad, en este caso, la piratería. No creo que a algún funcionario le interese alterar eso, habiendo otras prioridades.

¿Quiénes son los autores locales más auspiciosos?
Citaría a dos, Augusto Effio, quien pese a su brevísima obra publicada, es el mejor narrador que ha dado Junín. Es un autor al que debemos prestar muchísima atención. María Teresa Zúñiga, por su parte, si bien es reconocida como una de las mejores dramaturgas peruanas, es también una gran narradora. Prueba de eso es su novela La casa grande, que ha recibido muy buenos comentarios dentro y fuera del país. Luego vienen los autores, digamos, consagrados, como Villanes Cairo o Rivera Martínez. Pero lo que se ve ahora es una transición generacional. Hay muchos jóvenes que están escribiendo. Y lo están haciendo bien. En unos años tendremos una nueva literatura de Junín más consolidada.

¿Qué nos traerás para este 2017?
Tenemos algunos títulos en proceso de edición. El más inmediato, y que ya lleva tiempo en espera, estimo para bien, es Mi tío el cura, de José Oregón Morales. Ha tenido varias versiones y una larga gestación. Pero ya está lista para su publicación. Además tenemos tres proyectos adicionales cuya publicación decidiremos en el transcurso del año. En el mundo editorial debemos ser pacientes y tener tino. Por fortuna, ya van siete años de Acerva, y prometedoras perspectivas, además.

Publicado en revista El Huacón, edición 180, del 9 de enero de 2017.