Opinión: Días de teatro

Teatro del colegio María Inmaculada, vuelto a la vida. Con su capacidad para 270 espectadores, es uno de los más antiguos de Huancayo. En escena, ‘Una hora bajo el puente’, por el Grupo de Teatro Expresión (foto: Juan Carlos Suárez).

Escribe: Juan Carlos Suárez Revollar

A diferencia de las otras artes que también cuentan una historia, el teatro es el que más se acerca a una fusión de ficción y realidad. El actor teatral encarna una personalidad, una vida, una realidad diferente de la suya. Y debe hacerlo de manera que más bien sea el espectador quien crea en él.

Salvo excepciones, quienes cultivan el teatro en el Perú son grupos pequeños y de recursos limitados. A menudo, además de escribir, el dramaturgo también dirige e incluso actúa. Y no es raro ver a actores y directores cargar utilería y equipos poco antes de abrir el telón. No es una crítica. Fue así en tiempos de Shakespeare y Molière y seguramente también en los de Sófocles y Esquilo.

Oficializar un día especial en nuestro país —como el del teatro, la mujer, el niño o un vasto etcétera— suele significar que hay todavía un largo camino por recorrer. Una rápida excursión por colegios y edificios públicos nos revela una importante cantidad de teatros reconvertidos a auditorios y salones, todavía con el potencial de albergar telones y público. Convenzámonos de una vez de que hacer teatro en el colegio permite desarrollar muchísimas habilidades que harán de los jóvenes mejores profesionales y principalmente mejores ciudadanos.

*Artículo escrito por el Día Mundial del Teatro 2018.