Crónica: Bosque de piedras de Viuda Lumi

El camino que une los distritos de Pucará y Pazos, al pie del bosque de piedras de Viuda Lumi.

Un pueblo de rocas y cielo

Texto y fotos: Juan Carlos Suárez Revollar

El bosque de piedras de Viuda Lumi se ubica en el distrito de Pucará, a unos 25 km de Huancayo (Junín, Perú), y a poca distancia de la frontera con el distrito de Pazos (Huancavelica, Perú).

Una primera sensación al poner los pies en Viuda Lumi es la soledad. Una soledad interrumpida por los coches que, cada treinta o cuarenta minutos, atraviesan pesadamente este camino que parece perderse entre la niebla del horizonte. Por aquí las rocas han adquirido formas a las que los pobladores reconocen como un sapo, un cóndor o, más allá, un ratón o una lagartija. Nos encontramos a 4200 m s.n.m. y a esta altura cualquier esfuerzo te pasa factura de inmediato. Y lo comprobamos al intentar ascender el cerro a pie.

Kilómetros abajo, un anciano nos dice que, hace más de un siglo, por aquí pasaron las tropas de Cáceres para vencer al ejército chileno. En efecto, estamos en la localidad de Marcavalle, muy cerca de donde ocurrió la célebre Batalla de Marcavalle y Pucará, durante la Guerra del Pacífico de 1879-1883. Pero el anciano también nos cuenta una leyenda sobre la formación de Viuda Lumi, que resulta otra variante del castigo divino recibido por la mujer del Lot bíblico.

Viuda Lumi significa en quechua wanka piedra de la viuda. Se encuentra en la parte más elevada del camino que une los distritos de Pucará y Pazos, uno perteneciente a la región Junín y el otro a Huancavelica. Por eso, debido a su altura, hay instaladas en las cumbres decenas de antenas que afean pequeñas porciones del paisaje, pero permiten estar comunicadas a las localidades de la zona. Salvo este detalle, la vista es imponente y grata la estadía. Prometemos regresar pronto.

Publicado en Bitácora N°60. Noviembre de 2018.

Perfiles y personajes: Víctor Matos, pintor

El pintor Víctor Matos en su estudio.

Víctor Matos: el mundo andino vivo otra vez

Texto y fotos: Juan Carlos Suárez Revollar

 Acompáñanos en esta visita al estudio del pintor Víctor Matos para conversar sobre las artes plásticas de la región. Conozcamos su obra y apreciemos sus últimas pinturas, que aún tienen a un antiguo valle del Mantaro y su gente como protagonistas.

La obra pictórica de Víctor Matos destaca por el rescate de una cosmogonía andina propia del pasado. Así, no es raro encontrar como centro de sus pinturas a personajes a los que el rápido paso del tiempo ha dejado atrás.

—Mi pintura intenta mostrar personajes que concuerden con la historia, la vivencia y la mitología de aquella época —dice.

Su pintura superpone muchos colores, a menudo cálidos, para esbozar aquel mundo andino cotidiano de su niñez y primera juventud.

—El hombre andino no es triste —añade—. Fue el deseo de avasallarlo el que intentó arrebatarle sus sentimientos. Por eso se lo mostraba cabizbajo, tocando una quena junto a su llamita. Quiero darle valor al color. El color lo alegra más a uno, el color es alegría.

En efecto, eso se percibe en cada una de sus pinturas e ilustraciones. Las más recientes han dejado paso a la claridad, a diferencia de los tonos más oscuros de las de antaño.

Cuando niño, Víctor Matos contemplaba a las gentes urbanas y rurales del Ande. Así, su trabajo se basa en aquellos recuerdos. Adicionalmente, antes de iniciar un proyecto pictórico hace una documentación que complementa la formulación de los bocetos. Esto se refrenda con la inserción de la mitología andina entre los personajes de su obra, como aquella en que el dios Tulumanya (el arco iris) nutre de color al trabajo de una hilandera del valle. U otra donde articula a través de una vía sinuosa lo terreno (de los seres humanos y sus espacios de vida) con lo celestial (de los dioses Wallallo y Pariacaca).

Otro tema recurrente en su obra es la pintura de festividades y estampas costumbristas. Destacan esos momentos —con y sin movimiento— del Santiago y el luci luci, las danzas de tijeras o las procesiones.

Hay en su obra una evolución que no se limita al mero uso de técnicas nuevas como el retoque digital —presentes en sus dibujos e ilustraciones a pluma—, sino a un enriquecimiento plástico a través del color y la armonía. Sobre todo, a través de su pintura volvemos hacia esas mujeres y hombres de antaño cuyas manos dieron forma a una ciudad moderna llamada Huancayo.

Publicado en El Huacón N°184. 6 de febrero de 2017.

Crónica: Ciclismo en Huancayo, esos hombres máquina en dos ruedas

Competidores huancaínos junto con representantes de Colombia y Bolivia en la Vuelta Ciclística Internacional Orgullo Wanka.

Esos hombres máquina en dos ruedas

Texto y fotos: Juan Carlos Suárez Revollar

Fotos adicionales: Cortesía Vuelta Ciclística Internacional Orgullo Wanka

Con cada vez más frecuencia, ciclistas huancaínos obtienen premios nacionales e internacionales. Desde hace décadas, este deporte en Huancayo ha sufrido cambios que ya lo colocan en una línea de profesionalización. Acompáñanos en este reportaje sobre el estado actual del ciclismo y de las ventajas de andar en bicicleta.

En algún momento la historia de cada ciclista es la misma: el muchacho que contempla fascinado a quienes ya practican el deporte y decide que también se lo pasaría bien pedaleando por la carretera. En una ciudad mediana como Huancayo, los ciclistas conforman una pequeña comunidad que rebasa las rivalidades propias de la competición. Así, es natural verlos intercambiar experiencias y consejos —además de repuestos y accesorios— independientemente del color de sus maillots.

Ronald Ventura Torres dejó de competir hace diez años, pero eso no significa que haya abandonado el ciclismo. Después de una trayectoria con participaciones internacionales, volvió a los recorridos dominicales de sus inicios. «La bicicleta te da libertad», dice. «Puedes ir a donde quieras y detenerte para admirar paisajes a los que no accederías en carro o a pie. Incluso extraviarte en medio de los cerros, lejos de cualquier parte, es una aventura».

El Centro de Alto Rendimiento

Convertirse en ciclista de élite no solo implica entrenar al menos cinco horas diarias, sino sacrificar ese encanto de los paisajes que se tienen tan… tan cerca. Tienes que pasar de largo por aquellos senderos que se meten al interior del valle y limitarte a mantener la atención en la carretera —que casi siempre es la misma— y en el ritmo cardiaco, tiempos y distancias. Antes y ahora, «una constante ha sido el entrenamiento a solas, muchas veces estableciendo las jornadas por instinto o por el binomio ensayo-error», agrega Ronald. La razón: la carencia en Huancayo, hasta hace muy poco, de entrenadores que ofrezcan asesoría y soporte en planes de preparación adaptados a cada conformación física. Pero este panorama ha comenzado a cambiar gracias a la puesta en marcha del Centro de Alto Rendimiento. Su consigna es obtener resultados positivos para el Perú en los próximos Juegos Deportivos Panamericanos con los cuatro ciclistas que han sido seleccionados en la región Junín. Y, claro, sus especialistas también ofrecen consejo y asesoría a los demás ciclistas que los requieran.

Si bien ya existía en otras ciudades, el Centro de Alto Rendimiento de Huancayo comenzó a funcionar desde hace poco más de veinte meses. Contar para la preparación con entrenadores, médicos, psicoterapeutas o asistentes sociales cambia el estado de semidesamparo en que suelen trabajar nuestros deportistas. «Cuadrar el rendimiento del ser humano con el de una máquina, en este caso una bicicleta, es ciencia», afirma el promotor deportivo Johnny Romero, «eso incluye la resistencia al viento, la alimentación o el manejo del estrés en el deportista durante la competición».

Las competiciones

La Vuelta Ciclística Internacional Orgullo Wanka, que acaba de celebrar su séptima edición, se ha convertido en una de las competiciones más importantes del país. Su organizador, Johnny Romero, es dirigente del equipo Romero33 y, principalmente, un entusiasta del ciclismo. Para él, «Huancayo es una tierra generosa en cuanto a potencial para desarrollar ciclistas de alta competición».

Abilio Lázaro Valdés es promotor deportivo y, también, exciclista. Es además organizador del Desafío Alta Sierra, competición de montaña que recorre los territorios de Concepción, Comas y Cochas, y cuya vigesimosegunda edición se celebró en setiembre último. «Promover competiciones puede ser una iniciativa personal, pero requiere de una asociación público privada», dice.

La importancia de las competiciones rebasa el mero hecho de conocer qué ciclista es el mejor. Su función es más bien servir de incentivo para un entrenamiento constante, además de permitir, a través de los premios, rentabilizar la práctica del ciclismo. Ronald Ventura opina que «en los últimos años se ha ido reduciendo su número». Al no haber competiciones, «el nivel de los ciclistas acaba por decaer». Abilio Lázaro es de la misma opinión, aunque destaca las ventajas de organizarlas: «potencia los atractivos turísticos del territorio de un gobierno local y moviliza la economía. Competidores y visitantes consumen hotelería, alimentos y hasta artesanía del lugar». Y agrega que «eso se deriva en una buena imagen para cualquier gestión».

Medio de locomoción

Si bien Huancayo no parece la ciudad más amigable con el uso de la bicicleta, sí cuenta con la ventaja de sus distancias cortas y algunas vías alternas a las zonas de tránsito vehicular más denso. «Huancayo tiene todo el potencial para un uso eficiente de la bicicleta», afirma Lázaro. «Los recorridos urbanos habituales son de dos kilómetros, a veces de tres. A una velocidad moderada no te cansas y apenas transpiras». Johnny Romero, por su parte, cree que «no deberíamos llenar la ciudad de carros. Se puede manejar bicicleta desde los dos años hasta los cien. Es hora de pensar en una ciudad más limpia y sana».

Y volvemos al muchacho fascinado con recorrer las carreteras en bicicleta. Con muchísimo trabajo, inversión y voluntad, podría convertirse en el próximo campeón nacional de ciclismo. O elegir ser solo ese ciudadano responsable con el ambiente, convencido en que no usar automóviles reduce las emisiones y beneficia la salud. Puede que sea este último quien más falta hace en momentos de tanto apuro para el planeta.

Publicado en Gatonegro N° 9. Setiembre de 2017.