Crítica de cine: El niño con el pijama de rayas

Entre juegos y fantasías, el horror

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

El niño con el pijama de rayas es la versión fílmica del bestseller infantil del mismo título, para cuya adaptación participó el propio John Boyne, autor del libro. El director es el británico Mark Herman, cuya obra —tiene más de veinte años dirigiendo— se ve por primera vez en nuestro país, y de la que destacan Tocando al viento y Pequeña voz, de 1996 y 1998 respectivamente.

La mayor parte de la historia está contada a través de los ojos de Bruno, un niño alemán de ocho años, hijo del oficial nazi encargado de la administración de un campo de concentración (sin dudas, Auschwitz). Su candor e inocencia ofrecen un peculiar punto de vista, y el espectador percibe los hechos con la misma progresión que el niño los descubre y entiende, pero filtrados por su particular sensibilidad.

En la película saltan a la vista los contrastes: dos mujeres, la madre y la abuela de Bruno, con una opinión opuesta al régimen, a diferencia del padre y el abuelo; dos niños de ocho años, el alemán y el judío, separados por la alambrada del campo de concentración, que a su vez determina las vidas completamente opuestas que llevan; y, por cierto, la verdad real con la verdad simulada.

El niño con el pijama de rayas ofrece una original visión del Holocausto, esta vez desde el lado alemán y con una perspectiva infantil de quien no comprende todavía del todo. Asimismo, a diferencia de la mayoría de filmes que abordan este periodo histórico, aquí los alemanes no son sólo una masa de individuos fanatizados e idénticos entre sí con el solo objetivo de martirizar y exterminar judíos, sino que están dotados de personalidad —unos más que otros—, aunque evidentemente en esto faltó un mejor trabajo. Del mismo modo, por momentos el ritmo se torna pesado, en especial por la carga ideológica de rigor en las historias con este tema, por la acentuación innecesaria de elementos dramáticos —como la excesiva musicalidad en algunas secuencias, la última, por ejemplo—, y hasta por la flagrante trivialización de los hechos, que convierten al resultado conjunto en manipulador y poco fiable.

En contraparte, la película se disfruta como lo que es: una obra de ficción emotiva diseñada para agradar y enternecer.

EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS
Director: Mark Herman
Países: Gran Bretaña, Estados Unidos, 2008
Idioma: Inglés con subtítulos en español
Duración: 94 minutos

Publicado en Correo de Huancayo, el 11 de abril de 2009

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