La fortuna y la derrota
Por: Juan Carlos Suárez Revollar
La carrera cinematográfica de Alberto Durant es bastante conocida y breve, con filmes como Ojos de perro, Malabrigo, Alias La Gringa, Coraje y Doble juego, todas con una eficaz cobertura publicitaria, aunque con mayor éxito comercial que de crítica.
Una de las cosas que más destacan en El premio, su última película, es que muestra de modo cínico, frío, casi infalible, la cara fea de Lima y de las personas que la pueblan. La historia transcurre entre Lima y Pariamarca, un poblado de la sierra donde Antonio (impecable José Luis Ruiz), un maestro rural, vive y labora, ganando poco y mal, con Avelina (Mayella Lloclla), su hija. Por otro lado, ha enviado años atrás a Lima a su hijo Alex (Emanuel Soriano), pero apenas lo ve y ayuda, por lo que éste vive resentido con él.
A lo largo del filme desfilan diversos personajes —casi todos pintorescos y algunos no tan creíbles ni necesarios— que configuran la historia hacia la serie de infortunios que el premio de la lotería desencadenará. Padre e hijo tienen una actitud estoica y resignada ante las vicisitudes que se les presentan, aceptándolas según llegan: el primero ya cansado, intentando convertir al premio en una segunda oportunidad, el segundo todavía con bríos para hacer frente a la adversidad, pero cegado por su amor por Lizbeth (Melania Urbina).
Hay una serie de situaciones que lindan con lo sórdido y lo deshonesto, y son más patéticas que risibles —por ejemplo la relación incestuosa e infiel entre Alex y Lizbeth, la tartamudez de Freddy (Paul Ramirez), su esposo bravucón y corrompido, la anécdota de la prenda interior y el sortilegio selvático, y en especial esa sensación de que todos buscan sacar provecho de los demás: préstamos y donaciones casi obligadas, engaños, sobornos y fraudes— que van bien con unos personajes derrotados ya habituados a serlo.
Aunque la intención del director fue dejar un final abierto, da la impresión de que la historia no logra cerrarse sobre sí misma en una unidad sólida y consistente. Asimismo, hay personajes que se ven forzados y teatrales, y cuya presencia complementa vagamente a la narración. La película como un todo, empero, es entretenida y posee el mérito, además de ser lo mejor que dirigió Durant, de ser bastante sugestiva.
EL PREMIO
Director: Alberto “Chicho” Durant
País: Perú, 2009
Duración: 92 minutos
Publicado en Correo de Huancayo, el 30 de mayo de 2009