Crítica de cine: Primavera, verano, otoño, invierno… primavera

Las estaciones de la vida

Por: Juan Carlos Suárez Revollar

Los cinco grandes capítulos que conforman Primavera, verano, otoño, invierno… primavera tienen características comunes entre sí y con el resto de la filmografía de Kim Ki Duk. El mundo que este director configura presenta marcados contrastes entre lo tradicional y la modernidad, entre la apacibilidad espiritual y la violencia, entre la gente común y la marginal. Sus personajes apenas hablan o nunca lo hacen, como intentando aislarse de los demás. Del mismo modo, las situaciones que viven son extremas, casi inverosímiles: el muchacho que habita las casas o departamentos temporalmente vacíos y que después se hace invisible, en Hierro 3, la chica que se alquila y da placer por caridad, en La samaritana, la pareja que cambia de rostro e identidad en El tiempo, el viejo que cría a una niña para desposarla en cuanto crezca, en El arco, entre otros ejemplos. Así, Primavera, verano, otoño, invierno… primavera se constituye como una película fundamental de la obra de Kim Ki Duk, dado que resume o contiene todos sus aspectos temáticos habituales.

El escenario de esta historia es uno solo y cambia únicamente por efecto del clima: una casa flotante en medio del lago en un bosque solitario. Cada estación narra lo sucedido en un período de tiempo breve, donde el viejo monje da lecciones a su discípulo, y éste aprende algo importante, que lo cambia de por vida. En la quietud del ambiente ocurren —en un fuerte contraste—algunos hechos de violencia: en la primavera inicial vemos al aprendiz, todavía niño, torturando animales y causando la muerte de algunos. “Si alguno muere por tu culpa, lo llevarás como una piedra en el corazón”, le dice su maestro, y esta sentencia sirve como una constante en el resto del filme. En el verano el aprendiz ya ha crecido, y conoce el amor y el goce del sexo. En el otoño, el maestro ya está muy viejo y ve retornar completamente desilusionado a su discípulo tras vivir en la ciudad como una persona cualquiera. En el invierno se da el reemplazo del monje por el discípulo, y en la primavera siguiente se reinicia el ciclo.

Cada estación está marcada por la presencia de una mascota diferente —animales totémicos— en la isla flotante y a la vez por la omnipresencia de la muerte y la violencia, junto con la resignación y la apacibilidad de los personajes. La fotografía privilegia los tonos cálidos y de gran colorido de la naturaleza. El ritmo de la narración es lento y acompasado como los ambientes que la cinta nos transmite.

Primavera, verano, otoño, invierno… primavera es una bella parábola de los ciclos de la vida, de la espiritualidad, de la muerte y de la vuelta a empezar.

PRIMAVERA, VERANO, OTOÑO, INVIERNO… PRIMAVERA
Director: Kim Ki Duk
País: Corea del sur, Alemania, 2003
Idioma: coreano, con subtítulos en español
Título original: Bom, yeoreum, gaeul, gyeowool, geurigo, bom
Duración: 103 minutos

Artículo escrito para la columna Función Continuada en junio de 2009

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