Los emisarios de la muerte
Por: Juan Carlos Suárez Revollar
Hay un fuerte tufillo a resignación en The Messenger (Oren Moverman, 2009). La trama tiene a dos soldados que asumen la misión de ir casa por casa para buscar a los familiares de los caídos en batalla y darles la mala nueva. Cada visita ofrece una escena patética, brutal, de mucho dolor, que en vez de curtirlos va mellando su personalidad todavía endurecida. Esos momentos helados, en sus distintas variantes, abundan en el filme.
El juego de contrastes entre los protagonistas resalta la familiaridad con la muerte en uno, y el espanto por ella en el otro. Quien hace más evidentes los estragos de ese trabajo es el sargento Will Montgomery (Ben Foster). A diferencia de él, el capitán Tony Stone (Woody Harrelson) ya conoce su oficio. Hay, en ambos, mecanismos de defensa propia para no verse afectados, pero infructuosos al fin y al cabo. La delgada línea entre lo que manda el deber, y el calor humano necesario para interactuar con el resto de la gente, desaparece lentamente.
Todos los personajes muestran, a su modo, caracteres autodestructivos. Se trata de excluidos que pululan por el mundo en busca de su mera supervivencia. La historia no ha intentado —seguramente por decisión del director— ocultar el discurso político de la guerra. Por eso su antibelicismo es evidente. Como siempre, quienes van al frente son los desposeídos: afroamericanos, latinos, o los White Trash. A estos últimos pertenecen los dos mensajeros.
La aparición de Olivia Peterson (Samantha Morton) es un efectivo catalizador de los conflictos existenciales del sargento Montgomery. La empatía entre ambos personajes es inmediata. Su acercamiento se siente obsesivo, absurdo, mucho más emocional que lógico.
The Messenger parece excederse en el tratamiento de las escenas mórbidas. Su duración descomunal, su afán en detenerse y dilatar el tiempo, termina por cansar. Hay por otra parte un problema con la extensión general del filme, que se podría haber acortado de omitirse secuencias y tiempos muertos, que solo hastían.
El peso del tedio, y más aún, el de ese ambiente que cae en pedazos, quiebra finalmente a los dos soldados. El filme es por eso un relato de la destrucción anímica de sus personajes en un contexto que se supone real. Acaso se podría haber logrado un filme de mayor calidad, pero The Messenger es, con todo, lo mejor que ha llegado a la cartelera local en más de un mes.
THE MESSENGER (El mensajero)
Director: Oren Moverman
Título original: The Messenger
País y año: Estados Unidos, 2009
Duración: 105 minutos
Idioma: inglés con subtítulos en español
Publicado en el diario Correo de Huancayo, el 04 de junio de 2011