El paisaje deprimente de la política peruana no necesita buscar a los grandes teóricos de las ciencias políticas para poderlo comprender (es chiste, sí, búscalos y léelos). El tejido del poder suele partir de acciones delictivas. O si ese poder es heredado, de acciones delictivas cometidas por generaciones anteriores.
Si bien es solo una novela, qué bien define El padrino al juego del poder. Para entender la política peruana hay que verla como un entramado de familias con poder disputándose la riqueza y los favores del Estado, del país. Vistas con la cabeza fría son muy afines a las famiglias retratadas por Mario Puzo en El padrino.
Puede que leer una novela no nos enseñe nada. A mí, además de entretenerme muchísimo como fan de su versión fílmica, me ha dejado la incómoda sensación de reconocer en la Mafia italiana (o de donde sea) a la estructura del poder en el Perú.
Por cierto, sigo sin definir mi voto para esta elección. Me está costando encontrar al mal menor entre tantos males mayores. Ah, pero volviendo a la literatura, muy recomendada El padrino.