Crítica de cine: Invictus

El hombre que perseguía un sueño

Juan Carlos Suárez Revollar

Invictus se inicia con el acceso de Nelson Mandela (Morgan Freeman) —una de las figuras más emblemáticas de la lucha por los derechos humanos en la segunda mitad del siglo XX— a la presidencia de Sudáfrica. Además de todo el desastre que debe componer (de décadas enteras de un gobierno cruel e inhumano, además del reciente Apartheid), intenta algo poco menos que imposible: la reconciliación entre la mayoría negra, ahora en el poder, y la minoría blanca, otrora gobernante. El filme no está enfocado propiamente en los esfuerzos del nuevo gobierno por alcanzar este objetivo, sino en algo de mucha menor importancia: la busca del triunfo del pésimo equipo sudafricano de rugby, como una vía para hermanar a los habitantes del país.

Sin lograr los resultados de sus mejores películas, Clint Eastwood ha alcanzado en Invictus un gran nivel. La potente imagen de Mandela, por quien Eastwood no oculta su admiración, se nos muestra ascética y hasta mesiánica, lo cual le restaría credibilidad a no ser por la eficaz introducción de los problemas familiares que lo agobian, pues en el filme es un ser humano (extraordinario pero humano al fin). Se refuerza este retrato a través de las impresiones de los otros personajes: unos más pasionales (su jefe de seguridad o su secretaria) o, en la otra orilla, y receloso al principio, Francois Pienaar (Matt Damon), el capitán del equipo.

Invictus es un filme político, pese a haberse atenuado esta característica por el tema de fondo: los deportes. Empero, no por ello desaparece, pues determina o influye en las acciones de los personajes.

Eastwood no es un renovador en el uso de los códigos cinematográficos. Sí es un maestro, en cambio, en su aplicación, con un sentido clásico, e Invictus es una bella muestra de ello.

 

INVICTUS
Director: Clint Eastwood
Duración: 133 minutos
Idioma: inglés con subtítulos en español
País y año: Estados Unidos, 2009

Publicado en el diario Correo de Huancayo, el sábado 6 de marzo de 2010.

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