El último clásico
Juan Carlos Suárez Revollar
En la primera mitad de los sesenta, el director italiano Sergio Leone iba preparando un Western de producción europea. La historia sería una adaptación de la película Jojimbo, de Akira Kurosawa, pero sustituyendo a los samuráis por pistoleros. Por entonces Clint Eastwood era un actor de poco éxito que participaba en una serie de televisión. Fue su primer protagónico y, además, el inicio de una admirable carrera, que lo convertiría en uno de los actores más importantes de la segunda mitad del siglo XX, y en uno de los más emblemáticos del Western —antes dominado por Gary Cooper, Henry Fonda, James Stewart y el ya otoñal John Wayne—. El filme fue Por un puñado de dólares, y tuvo otras dos secuelas: Por unos dólares más y la impresionante El bueno, el malo y el feo, cierre de la trilogía The Man With no Name.
Don Siegel también lo dirigió en Dos mulas para la hermana Sara —otro western—, Escape de Alcatraz y la primera parte de Harry el sucio.
La importancia de los trabajos de estos directores, el éxito logrado, así como la experiencia de trabajar con ambos fue clave para Eastwood, y marcaría su estilo cinematográfico. Su debut como realizador fue en 1971 con el thriller Play Misty for Me, donde al compás de los fondos musicales de jazz, se cuenta la historia del acoso sufrido por el disc jockey Dave Garver —el propio Eastwood— por una de sus fans. El resultado llamó la atención de la crítica y lo reveló como un talentoso director, ya listo para afrontar proyectos más ambiciosos. De 1978 es el western El fugitivo Josey Walles, poderoso filme de discurso revisionista que con sutilidad muestra el brutal proceso de modernización norteamericana, tras la guerra de secesión. No está de más señalar que se encuentra al mismo nivel que Los imperdonables (1992), considerada como una obra maestra.
Hay que subrayar los policiales Crimen verdadero y Deuda de sangre, los dramas Los puentes de Madison, Río Místico y Golpes del destino, el díptico Banderas de nuestros padres y Cartas de Iwo Jima, y la reciente Gran Torino. Ello sin contar un buen puñado de películas menores. Destacan en todas sus habilidades visuales, su eficaz uso del claroscuro, y sus personajes memorables y atormentados.
Por su parte, su último filme, Invictus, basado en la vida de Nelson Mandela —estrenado en diciembre último y protagonizado por Morgan Freeman—, ha repetido el gran éxito de crítica al que ya nos tiene acostumbrados el maestro Clint Eastwood.
CLINT EASTWOOD
Nació en San Francisco en 1930.
Fundó la compañía productora Malpaso.
Es además compositor y pianista de jazz.
Publicado en Correo de Huancayo, el 23 de enero de 2010.