Desmitificar al héroe
Por: Juan Carlos Suárez Revollar
JCVD está filmada en una forma poco tradicional para el cine de acción, privilegiando el elemento dramático, sin ser propiamente una película dramática. Aunque la historia no es complicada, la narración sí lo es. Jean Claude Van Damme —el personaje de esta cinta y, a la vez, el famoso actor, cuyas iniciales dan nombre al filme— acaba de regresar a Bruselas para el juicio de tenencia de su hija. Como su abogado le exige sus honorarios, se dirige a la oficina de courier por efectivo, pero unos rufianes la están asaltando y es tomado en rehén por éstos.
El eje de la trama es el engaño de los ladrones a la policía: esta última cree que el asaltante es Jean Claude, quien se ha prestado estoicamente a representar lo que sus captores le piden —en apariencia absorbido por el personaje que siempre interpreta: aquel que se sacrifica y lucha para salvar a los demás.
La estructura del filme parte del secuestro y, luego, en su subdivisión en capítulos, muestra lo que ha ocurrido antes —el juicio, la vida de Jean Claude como estrella, su descontento con el tipo de cine que hace— y después, con unos rufianes patéticos, circenses, que aceptan montar la comedia con la policía a fin de evitar ejecutar a los rehenes y salvarse.
JCVD se las arregla para ironizar sobre distintos aspectos, como los fans, la policía, los medios, el sistema de justicia y hasta de nosotros como espectadores. Todo ello usando los códigos propios del documental y del cine de acción. El potente guión recrea una ficción a partir de la figura de la estrella fílmica, pero incidiendo en la persona y no en el héroe cinematográfico. La historia se dosifica hábilmente y presenta algunas atrevidas secuencias —como la que muestra a un resignado Jean Claude en un largo monólogo, haciendo un sombrío balance de su propia vida.
Definitivamente, por su calidad y valor cinematográfico, este filme se puede considerar entre los mejores estrenos del año.
JCVD
Director: Mabrouk el Mechri
Países: Bélgica y Francia
Duración: 75 minutos
Idioma: francés con subtítulos en español
Artículo escrito para la columna Función Continuada en junio de 2009

Una tarde el director James Cameron salió de casa “a almorzar y pelearse con Conan”, es decir con Arnold Schwarzenegger, cuyo talento valoraba muy poco. Por entonces andaba en busca de alguien que encarnara a un robot humanoide exterminador de seres humanos para su nuevo filme de acción. El rudo actor le resultó un tipo simpatiquísimo e inteligente, y no dudó en contratarlo. La película fue un éxito y permitió disponer de la astronómica suma de 120 millones de dólares para rodar una segunda parte, que fue aún más espectacular que la primera y se convirtió —pese a ser evidentemente comercial— en un clásico del cine de ciencia ficción.
En esta historia existen él y ella. Él (Xavier Lafitte) es un enigmático joven que observa y dibuja en un bloc a todas las mujeres que tiene cerca mientras busca a Sylvia, alguien a quien aparentemente conoció seis años atrás en un bar. El bloc, entonces, se convierte en un diario que registra la busca y la posible elección. Ella, en cambio, no es una, es muchas, porque su representación es más que la mera Sylvia a quien él quiere encontrar. En ese sentido, todas las mujeres se convierten en una hipotética y fugaz Sylvia, diferente la una de las otras, y cuya permanencia depende de la voluntad del observador.
La carrera cinematográfica de Alberto Durant es bastante conocida y breve, con filmes como Ojos de perro, Malabrigo, Alias La Gringa, Coraje y Doble juego, todas con una eficaz cobertura publicitaria, aunque con mayor éxito comercial que de crítica.
Gus Van Sant aborda sus películas de una manera poco convencional, tanto por el lado de las historias —adolescentes o adultos jóvenes deprimidos, atormentados y adictos con escaso poder de decisión sobre sus propias vidas—, como por la presentación narrativa: con estructuras complejas a través de audaces saltos temporales y multitud de puntos de vista.
El actor y director huancaíno Daniel Nuñez ha participado en la cinta La teta asustada, donde tiene un importante rol. Otras películas en las que también ha actuado son Así eres tú, Flor de retama, Sangre y tradición y El Tunche. En la siguiente entrevista hace algunas reflexiones acerca de su último trabajo y sobre el oficio de hacer cine.
El primer largo dirigido por Claudia Llosa es Madeinusa (2006), un fresco antropológico a manera de tesis: ensaya un supuesto y fuerza a la historia y a los personajes para alcanzar el desenlace. Es una película sobresaliente y distante del estilo cinematográfico predominante en el Perú. Aunque tiene altibajos, llamó la atención de la crítica y originó no pocas controversias por su temática.
Danny Boyle, uno de los más notables directores británicos de la actualidad, estrenó en 1996 Trainspotting, una ágil realización sobre un grupo de adolescentes cocainómanos que viven al margen de la ley. Entre lo mejor que dirigió se cuentan, además, 28 días después, acerca de un ataque de muertos vivientes, Millones, de dos niños que encuentran dinero robado a un banco y Alerta solar, referente a un posible fin de la actividad del Sol.
El niño con el pijama de rayas es la versión fílmica del bestseller infantil del mismo título, para cuya adaptación participó el propio John Boyne, autor del libro. El director es el británico Mark Herman, cuya obra —tiene más de veinte años dirigiendo— se ve por primera vez en nuestro país, y de la que destacan Tocando al viento y Pequeña voz, de 1996 y 1998 respectivamente.