Estado de guerra tras el juicio final
Por: Juan Carlos Suárez Revollar
Una tarde el director James Cameron salió de casa “a almorzar y pelearse con Conan”, es decir con Arnold Schwarzenegger, cuyo talento valoraba muy poco. Por entonces andaba en busca de alguien que encarnara a un robot humanoide exterminador de seres humanos para su nuevo filme de acción. El rudo actor le resultó un tipo simpatiquísimo e inteligente, y no dudó en contratarlo. La película fue un éxito y permitió disponer de la astronómica suma de 120 millones de dólares para rodar una segunda parte, que fue aún más espectacular que la primera y se convirtió —pese a ser evidentemente comercial— en un clásico del cine de ciencia ficción.
La premisa de todos los Terminator es la guerra librada en el futuro entre humanos y máquinas por la supremacía. Ambos bandos son conscientes de la importancia de John Connor, el líder de la resistencia, así que, viajando a través del tiempo, se entabla una desesperada lucha en el presente: las máquinas buscan matar a la madre de éste antes que nazca, primero, y a él mismo cuando ya es un adolescente, después, y los humanos protegerlo, con pocas probabilidades de éxito, enviando en una y otra ocasión a un soldado humano y a un exterminador reprogramado.
No obstante que la tercera parte resulta forzada, poco creíble y hasta insoportable, no podemos decir lo mismo de la última entrega. Terminator Salvation tiene un guión mucho más sólido, que se basa sobre todo en la historia de las dos primeras partes. Nos encontramos en el futuro, se vive en estado de guerra y John Connor (Christian Bale) va consolidando su importancia camino a la jerarquía vaticinada. Por su parte, Sky Net ha emprendido una acción de exterminio a objetivos puntuales, uno de ellos el padre de John —lo que evitaría su existencia, como en las dos primeras películas—. Por otro lado, se introduce un personaje inquietante, Marcus Wright (Sam Worthington), un intrépido guerrero que aparece de pronto sin que se conozca, aunque sí se sospeche, su naturaleza.
Terminator Salvation ofrece un potente ritmo narrativo. Las escenas de acción se suceden permanentemente, si bien de modo exagerado, y en las pocas pausas podemos apreciar la buena construcción de algunos personajes y exactamente lo contrario de otros: la esposa de Connor (Bryce Dallas Howard), por ejemplo. Pese a que la película tenía detalles que estaban por demás, pero que eran llevaderos, empieza a derrumbarse desde el encuentro entre Marcus y Connor. Entonces el guión se llena de agujeros y graves fallas, el accionar de los personajes se hace imposible de creer y, por eso, la historia pierde eficacia y termina fracasando.
Creemos que el filme habría sido más efectivo si, además de tomarse la libertad de repetir escenas y diálogos de las dos primeras partes, se hubiese respetado su verosimilitud y realismo, porque también la ciencia ficción necesita convencer a sus espectadores.
TERMINATOR SALVATION
Director: MCG (Joseph McGinty Nichol)
Duración: 116 Minutos
País: Estados Unidos, 2009
Idioma: inglés con subtítulos en español
Publicado en Correo de Huancayo, el sábado 13 de junio de 2009